miércoles, 26 de diciembre de 2012

Captura



La mañana apareció calma,

los niños abandonaron la pradera.

Nadie los oyó,

de otro lado de las rejas

el mundo no fue más un juego,

los monstruos de cartón

se transformaron en cenizas,

la alienación los capturó. 

Deborah Valado // Abril 2012

jueves, 20 de diciembre de 2012

Dejar atrás los otoños



 

Las ruinas de las tardes

se producían

al no enfrentar el silencio.

Las pálidas hojas

se apegaban sobre el áspero mural.



Había que dejar atrás los otoños,

comenzar a viajar

en primaveras.



Tan sólo era seducirse por la vida,

y las carreteras de besos nos dirían lo

apostado,

 los telares de sueños

se tejerían en los propios trenes del sur,

saborearíamos

la miel del prójimo ausente de miedos. 

Deborah Valado // 2002 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Sin luz



Sin luz
No hay vida posible
Sí, aún soy una nena tonta
¿Realmente te/me interesa?
Queda desaparecer
Al menos del espacio virtual
Quizás el llanto culmine
Pero mientras
¿Qué es lo que importa?
“Ocúpate de tu vida”, me dicen
¿Cuál es mi vida?
 Tiraría los libros a la basura
Ya no creo en el brillo de un título
Ni en las falsas estructuras
Las fantasías crujen miserias
Quiero estar tranquila
Tal vez el amor nos salve
Pero las bombas internas
Lo derrumban todo
No hay nada
Estoy sola en mi mundo.



Deborah Valado // Diciembre 2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Rezos


Lo había matado. Ni miró el cuerpo, cerró la puerta y se dirigió a la iglesia. Necesitaba pedirle una nueva salvación a Dios.  La costumbre  de imperar dicha presencia suprema la inmovilizaba para prender chispas a su autonomía, la mística delegación  era su normalidad ante situaciones que estaban fueran del alcance. La locura podría haberla cautivado, pero ningún examen médico la había podido dictaminar. Su angustia se rebalsaba por sus lágrimas, no obstante, no sentía remordimiento alguno por el cuchillo  clavado.   
La desesperación la había empujado a confesarse, necesitaba desahogar la maldad que penetraba en sus entrañas. Al llegar al altar no  percibió a nadie, las luces estaban bajas, sólo retumbaba el eco del goteo del agua vendita.  Se arrodilló en la primera fila, recordó la última pena y comenzó a rezar 25 oraciones a la virgen.  Se levantó con una sonrisa, su cuerpo comenzó a esfumarse  entre los santos. 

Deborah Valado // Marzo 2012




martes, 4 de diciembre de 2012

Disciplina, Locura y Amor // Parte XIII



Por la mañana, no hay situación más gratificante que despertar y encontrar la mirada del hombre que amas. Ese instante de felicidad alcanza y sobra para dejar a un costado muchos miedos y frustraciones que la vida también muchas veces nos hace atravesar. Entonces, a partir de dicho momento se produce un mágico envión hacia lo trascendental de lo que se proyecta mutuamente. Casi nos convertimos en súper héroes que pueden volar hacia otros espacios lejos de la rutina. Pero, tampoco, siempre  reina la tranquilidad, las asperezas  nunca desaparecen del todo. Las voces suelen desafinar en un destino que no se puede controlar y entonces, el mar de llantos puede inundar la morada. Pero hay ciertas fuerzas que logran superar hasta las heridas de los clavos más punzantes.
 El camino de cada uno es un vaivén de emociones, lo importante es vivir con plenitud cada instante que compartimos junto al otro. No obstante, a veces pareciera que el mundo se vuelve contra lo que soñamos, como si amar fuera un error. Y por el contrario, es una de las cosas más lindas y vitales que tenemos  y debemos cuidar. Y es así, que reniego de aquellos que  disparan sentencias malignas  sobre todos nosotros que estamos felices a la par de la persona que amamos y no nos importa más que construir juntos. No comprendo esas habladurías que sólo demuestran egoísmos y años de disciplina del temor a la libertad de amar. Pareciera que nos quieren educar para encerrarnos en círculos de hipocresía y soledad, para cerrar nuestras bocas y sólo enfocar nuestras vidas al consumo de lo superficial. Pero no! Basta de tanta miseria de sentimientos! 

Deborah Valado // Diciembre 2012