miércoles, 29 de mayo de 2019

Disciplina, Locura y Amor // Parte XXII

             Ya perdí la cuenta de las veces que me enamoré, desenamoré. No dejo de apostar a estarlo aun los tropiezos que tengo durante el camino incierto. Es muy difícil alejarse de las relaciones tóxicas, aquellas que nos manipulan por los deseos más profundos. 
                Tantas veces he marcado aquel número de teléfono para verlo una vez más. Tantas veces he viajado con una tonta excusa para cruzarlo. Pero empecé una carrera maratónica para no volver con quien me lastimó. Lo escribo para recordarmelo, para imprimirlo en la realidad, para que esas tentaciones sexuales no lleguen a quemar mi cuerpo otra vez. Cuando les cuento a alguna amiga que lo he vuelto a ver, me llueven las críticas, los cuestionamientos. Les digo que no me es fácil, es casi como un embrujamiento. Pero no existe más que mi voluntad, que a veces se tuerce en función de creer que algo pudo cambiar. 
              El amor se trata del cuidado, del cuidado de une, del otre con quien deseamos compartir. A veces, tendemos a querer generar pactos cuasi mágicos para resguardarnos de las tormentas, pero no podemos prever nada, ni tampoco tenemos que hacerlo, solamente tenemos que fluir. Fluimos cuando decidimos construir desde lo sano, desde la honestidad, desde lo genuino. 

Deborah Valado // Mayo 2019