Mis pies
esquivan las piedras filosas,
me reposo
en la orilla de la playa,
quiero
atrapar la inmensidad,
pero sé que
le pertenece a los dioses,
tan sólo
puedo contemplar.
El lago
refleja la nube negra,
un hoyo en
el cielo para los pecadores,
aquellos
que cometieron el crimen
de cerrar
los ojos ante el misterio.
Deborah Valado // Febrero 2013