miércoles, 29 de agosto de 2012

Esa


Esa obsesión de los poetas de raptar las palabras del árbol de la vida,
de extirpar la sabia más amarga para pintar
un paisaje oscuro que encante a la tristeza del alma,
esa mirada que encandila tus ojos para volverte más amigo,
esos tiempos en donde los tragos son los mediadores de nuestras conversaciones
para no caer al vacío de lo solemne,
esas mentiras que rozan tus labios
para suavizar los bordes de la distancia,
esa estructura maniqueísta que ponderan los obtusos
para encapsularnos cada vez más,
ese desencuentro en la sábana ajena
por no escuchar los entre de las pieles,
ese mundo que construyo con mis voces
es el que abarco con estos vocablos,
me silencio, escucho al mar, otra vez,
vuelvo a ser ese gnomo que hurta palabras. 

Deborah Valado // Agosto 2012

martes, 28 de agosto de 2012

Disciplina, Locura y Amor // Parte XI


“No te enamores de mí”, le dijo el chico a la chica, y la chica se lo dijo al chico. Ambos querían escapar del velo del enamoramiento que desdibuja  al otro en múltiples puntos ideales. El plan sólo era encontrarse en un cuarto perdido del pueblo, allá ocultos de las miradas de las señoras envidiosas de la libertad carnal – por más que ni supieran qué significaba explorar sus cuerpos, bien reprimidos por las morales católicas burguesas, se atoraban con las palabras que desbordaban por sus uñas pintadas que señalaban el pecado  –.   Lejos de poder controlar los hechos, cerca de ser responsables de cada acto, el devenir está y en dicho devenir  sin ataduras posibles aparecen los duendes mágicos con mensajes jeroglíficos que no hacen falta descifrar, la vida se trata de eso, de no siempre encontrar  una respuesta. Aunque en ese desencuentro nos empezamos, realmente, a encontrar, y nos damos cuenta que estamos en un lugar impensable una vez más. Él  se enamoró de ella, ella lo odió. Ya nada sería lo mismo y lo distinto asustaba. Asustaba pronunciar “amor” en vez del nombre asignado en el documento. Asustaba la entrega. Asustaba la libertad. Asustaba la vulnerabilidad. Asustaba el dolor. Asustaba la alegría. Asustaba el compartir. Asustaba la rutina. Asustaba la pasión. Asustaba la lealtad. Asustaba el celo. Asustaba el llanto. Asustaba el amor .Asustaba la vida de a dos. 

Deborah Valado // Agosto 2012

sábado, 25 de agosto de 2012

Sombras chinescas


Luz misteriosa,
creadora de vidas.
Las paredes eran telones
que se abrían
para las nuevas criaturas.
Lo posible era aquello
que queríamos imaginar
de tal manera.
Todo lo que podíamos imaginar 
se hacía cuerpo
a través de las sombras chinescas.

Deborah Valado // Mayo 2012

miércoles, 22 de agosto de 2012

La otra noche


La otra noche
creyó descender
por un tobogán infinito
de palabras sueltas
que recorrían
su memoria
buscando el lugar oculto
de los sueños.

La otra noche
descubrió que las estrellas
coqueteaban
con la luna.

La otra noche
voló junto
a las mariposas.

La otra noche
escuchó que
las hojas del árbol
lagrimeaban en el jardín.

La otra noche
escondió su corazón
entre los pastizales.

La otra noche
alguien se atrevió
a raptarle sus fantasías. 

Deborah Valado  // Mayo 2012

martes, 21 de agosto de 2012

Disciplina, Locura y Amor // Parte X


De chica, cada vez que me quejaba de algo, me decían que estaba loca, que tenía que callarme y aceptar el orden establecido. Al pasar los años, la categoría de loca me fue adjudicada por accionar de acuerdo a lo señalado lo como no común. Siempre me pregunté cuál sería el límite entre  la realidad y el juego de la vida.  Podría entrar en un verdadero estado de esquizofrenia al no poder reconocerlo, tal vez, debo ya aceptar que nada es un juego. Por otro lado, la constante búsqueda de poder sentir entrelazada con la maldita constante de pensarlo todo hizo que mi ánima colapsará en un río de incertidumbres. Actualmente, trato de que todo fluya lo más que se pueda, pero me es más que difícil escaparle al techo de estructuras que han puesto sobre mí. Tal vez, sea miedo, tal vez, angustia al cambio. No lo sé. Más allá de todo, creo que el arte es la manera más sana de liberarnos, de poder decir aquello que no se debe según ciertos parámetros conservadores. Y pensando, no sólo desde un lugar de descarga personal, articular las acciones de uno con el resto de la comunidad es lo que, en verdad,  nos va a generar mayor satisfacción, ergo, no  lo considero tan malo empezar a ver  a la política como una herramienta para una mayor transformación social. 

Deborah Valado // Agosto 2012

jueves, 16 de agosto de 2012

Tiempo atras ellas también habían tropezado


Un universo entre sapos y princesas, así las niñas van construyendo su imaginario, tal vez, a la espera de un príncipe o un mundo mágico donde ningún cristal se pueda quebrar. Tal vez, sin dar cuenta que sus heroínas también tienen temores a la par de sus deseos.  La literatura infantil es la mediadora entre la realidad y esas fantasías que alimentan la imaginación hasta puntos impensables. Pero, a su vez, refuerza ciertos mandatos sociales.  No obstante, no se puede tener el dedo acusador sobre la misma, pero sí, podemos  llegar a encontrar ciertas huellas de lo que en la sociedad  a la cual pertenecemos se vivencia.  "Tiempo atrás ellas habían tropezado nos invita a conocer ese otro lado oculto de las doncellas de los cuentos para ahondar en el imaginario femenino y encontrar que son mujeres que, por sobre todas las cosas, quieren sentir libremente.
¿Emanciparse o sufrir por no desapegarse de los mandatos? En dicho proceso  hacia un camino sin direcciones concretas estarán sobre la escena las tres protagonistas   -Cecilia Coleff- Eugenia Mercante- Coni Mosetti  -  poniendo el cuerpo a esos perfiles arquetípicos  de Bella, Blanca y Alicia.
El texto de Susana Tale es placenteramente  intimista y su estructura permite que los personajes puedan develar tanto sus potencias como debilidades. El amor, la soledad, el miedo al vacío, la amargura serán cuatro ejes fundamentales por donde las tres transitaran. Una escenografía sencilla alcanzará para construir ese no lugar donde ellas están entre un plano tanto real como irreal. Se destacan las interpretaciones por la entrega a la profundidad en cada una de sus historias, dando así una mayor vitalidad al conjunto en sí mismo.
"Tiempo atrás ellas habían tropezado es sin duda, una obra para disfrutar la esencia de la función del teatro que es dar cuenta de lo no dicho, y además, principalmente, para llevarnos la frescura de la intención de vivir libremente. 

Deborah Valado 


Ficha técnica:

Actúan: Cecilia Coleff- Eugenia Mercante- Coni Mosetti 
                      
Escenografía: Margarita Dillon. Visuales: Andrés Dillon. Música: Agustín Araneda.
Ilustración: Manuela Coll Cárdenas. Técnica: Alfredo Nuñez
Dramaturgia y Dirección: Susana Tale
Mención en el Concurso Nacional de Dramaturgia del Fondo Nacional de las artes. 2004
Ganadora del Festival regional de Teatro Independiente, La Plata, Provincia de Buenos Aires, 2012
 Con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro  y del Consejo Provincial de Teatro Independiente.
domingos de agosto a las 19 hrs en NO AVESTRUZ, Humboldt 1857
Localidades $50.-  c /desc. $40.  Reservas al  011-47776956.

martes, 14 de agosto de 2012

Inmensa naturaleza




Me abrazaba al mar,
era su nueva orilla,
las olas me bañaban
con deseos de amor.

La espuma se deshacía
sobre mi cuerpo,
yo me convertía
en una sirena
y salía a nadar
hacia el infinito.

Las caracolas eran
mis guaridas, aún así,
el cielo nocturno
y  la luna
espiaban mis secretos,
nada podía escapar a la
inmensa naturaleza,
hasta mis más mínimos sueños
 ya eran develados.

Deborah Valado // Mayo 2012

jueves, 9 de agosto de 2012

Decir adios

          Y le exclamé: ¡No me mires así! 
       Ante su persistencia, seguí tocando la guitarra para evitar esa mirada. Él contestó con un grito. Necesitaba mi atención. Pero no sé dio cuenta que debíamos distanciarnos. La costumbre podía seguir contaminándolo, asfixiando las arterias. Tiré de las cuerdas hasta destrozarle el corazón; la última melodía ya no había sido para él, sin embargo, la cantó. No podía salir, él estaba tirado enfrente de la puerta. No quería estar consciente, no quería dejarlo. Pero tampoco tenía el derecho de apropiarme de su inseguridad. Sólo soltando el bastón él podría encontrar su “verdadero equilibrio”. 
       Opté por recostarme en el sofá. Cerré los ojos. Su obstinada presencia, apenas, me permitió dormir 45 minutos. Trajo dos tazas de té y encendió el televisor. Sugirió el olvido, pero cedió la partida. Dejó la puerta abierta y me entregó la llave con la ilusión que alguna noche yo volviera. 

 Deborah Valado // Febrero 2008

martes, 7 de agosto de 2012

Vestigios del verano



Vestigios del verano.
Tus colores se dispersan
en mi manto de amor.

Claridad desde ti,
necesito de tu voz,
del murmullo que
inquieta las aguas.

Ya no encuentro
tu risa, ni tus lágrimas.
Tu alma se secó.

El amanecer entrega
la suavidad de tu piel.


Te veo en mi espejo,
pero ya no somos iguales.
Algo se quebró.


En el aire pueden flotar 
mis mentiras, pero sobre
tu boca se deshacen
todas esas construcciones.

Abrazo

Vaivén

Cruzo el río buscándonos,
palpito nuestra cercanía.

Deborah Valado // Febrero 2012

miércoles, 1 de agosto de 2012

Disciplina, Locura y Amor // Parte IX


Nos disciplinan para que nos acostumbremos a la mierda que hay.
Nos disciplinan para que tengamos miedo de amar.
Nos disciplinan para que reprimamos nuestros deseos.
Nos disciplinan para que abandonemos nuestras convicciones.
Nos disciplinan para que inmovilicemos nuestros cuerpos.
Nos disciplinan para que nos sometamos a una sola visión del mundo.
Nos disciplinan para que nos conformemos con la miseria.
Nos disciplinan para que nos resignemos con facilidad.
Nos disciplinan para que seamos estructurados  y maniqueístas.
Nos disciplinan para que seamos consumistas del vacío superficial.
Nos disciplinan para que seamos dependientes.
Nos disciplinan para que en las relaciones prime el egoísmo.
Nos disciplinan para que acatemos las consagradas reglas.

         Me disciplinaron para que mordiera las palabras, las dejara guardadas entre las vísceras y me quedara callada para no alterar la supuesta normalidad. No fue casual  que la primera frase que dije fuera a mis tres años en la puerta del jardín diciéndole a la maestra que le ordenara a mi mamá que se volviera a casa. Fue una primera expresión de libertad. Tardé tres años en pronunciar algo más que “má” / “pá”, todos  ya pensaban que era sorda, muda,  pero no veían que sólo era miedo ante las presiones del alrededor que ya absorbía. Tampoco, tal vez,  no fue casual, que siempre tuviera anginas, y que sufriera de asma a los 4 años, las palabras quedaban atascadas ahí entre el pecho y las amígdalas. Pero el cuerpo sí habla, siempre me habla y me dice, si no hablas, hablo yo, y eso es peor cuando se trata de enfermedades que pasa a manifestar. Aunque también,  tengo que saber que la verborrea de palabras tampoco es libertaria, sólo la pura expresión del sentir lo es.  Así que no me queda más que focalizarme en  expresar lo que siento para no padecer la vida! 

Deborah Valado // Agosto 2012