El destino
es lo más redundante que puede existir.
Lo mas, digerible.
In
entendible. Como con todo atrás.
BREA, así, como el mar, repleto de espejos.
Un canon que se repite porque si, porque si
mismo.
Repleto. Y digerible.
¡Miasma de
lo casual! Casualidad del destino, nos sorprende en
lo más
profundo.
Y una enredadera nos trae un miñango del cielo,
de los fusiles quemados, enredados.
Redundantes.
Del cielo a
un lado, corrido. De las nubes.
Hijos de la
romántica.
Sus pasos son tan duros que temo que se
ablanden
de nuevo.
Del mar a
la vida. In sinceramente.
Nereida.
La primera reacción, (¡Indefinible!).
Solo arquetípica.
¿Digerible?
Federico Secchi //2012
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