“No te pongas la camiseta por la política.
Nadie nos da de comer” Y esas fueron las últimas palabras que resonaron tras la
puerta que se cerró de la entrada de una de las tantas casas en donde no se
comprende el valor de la política como herramienta de transformación social. Tratar
de ser apolíticos lo único que resuelve es el no compromiso por el día a día de
cada uno. Entender que uno es hijo de la sociedad a la cual pertenece es asumir
que siempre estamos en una posición y no en otra, y a partir de la misma
debemos hacernos cargo del pasado con el cual cargamos, del presente que
afrontamos y del futuro que queremos para todos. Cada mínima acción cotidiana
resuena en otras acciones aunque, seguramente, no lo notemos a simple vista. Somos
parte de un contexto y ese contexto nos permite movernos de tal o cual otra
forma, no todo es individual, por el contrario, si nos encerramos en pequeñas capsulas, lo único
que, tal vez, veremos serán
parcialidades cuasi mágicas. Y todo va más allá de estar bajo un partido político
u otro, pero en tiempos donde algunos flamean sus banderas en pos de
mezquindades es conveniente apoyar al sector que más hace por los otros. Siempre es más fácil criticar a los que están
haciendo porque son ellos los que tienen más posibilidades de encontrarse con
los errores, pero aquellos que sólo critican no se dan cuenta que se aprende mucho más haciendo que quedándose sentados frente
al monitor escribiendo canalladas. ¡Un poco de conciencia para todos, por
favor!¡Hacer para construir! Entiendo que venimos desde la última dictadura militar con estructuras asentadas en el neoliberalismo - y que se enfatizaron durante el menemismo - que promueven la cultura del no hacer, del consumismo, del individualismo, de la
delegación; pero aún así no se justifican
las actitudes egoístas y de lavado de mano de muchos que hoy en día primero
lloran por los dólares que no pueden comprar mientras que ni siquiera se acuerdan que
hay muchos que ni tienen para poder comprar la comida de la noche. También
entiendo que varios se aprovechan de su cargo político para llenarse sus
propios bolsillos, pero queda en nuestras manos como parte de las futuras
generaciones no hacerlo, de denunciarlo, de apostar por un país en donde cada
vez menos tengamos que lidiar con la corrupción. Como todo proceso de años de
abandono a las convicciones es largo el recorrido que queda, pero me encanta
saber que soy parte de las que les gusta hacer para ver crecer a su país,
obviamente, mi aporte es mínimo siempre, pero la actitud hacia delante ya es
algo importante junto al amor que se tiene por las cosas que uno realiza!Y seguramente, nos tildarán de loquitas a todas aquellas que creamos en ideales, pero más creo en la acción! Mañana siempre es mejor si el hoy nos encuentra trabajando!
Deborah Valado // Octubre 2012