jueves, 20 de diciembre de 2012

Dejar atrás los otoños



 

Las ruinas de las tardes

se producían

al no enfrentar el silencio.

Las pálidas hojas

se apegaban sobre el áspero mural.



Había que dejar atrás los otoños,

comenzar a viajar

en primaveras.



Tan sólo era seducirse por la vida,

y las carreteras de besos nos dirían lo

apostado,

 los telares de sueños

se tejerían en los propios trenes del sur,

saborearíamos

la miel del prójimo ausente de miedos. 

Deborah Valado // 2002 

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