Se van los 25 años junto a una
parra de recuerdos que me constituyen. Intento hacer balances, pero no puedo
sumar ni restar mis experiencias, cada
una fue singular, cada una fue parte para que hoy yo esté aquí. Lo que, al
menos, puedo dar cuenta es que los momentos más lindos fueron aquellos en donde
me escapé de las morales absurdas, me dejé llevar por el río de la vida,
privilegié la corriente que transitaba y arriesgué cualquier otro momento.
Siempre me fue complicado estar en el medio de voces que
intentaron moldearme, miedos y más miedos quisieron que acumulara, pero yo
sabía -y sé- que de esas represiones y presiones sólo
obtendría muerte y vacío, por eso mismo, siempre intenté e intento construir
mis espacios de libertad.
Todas las intensidades tuvieron
precios altos, no obstante, ahora no puedo arrepentirme, más bien estoy agradecida de mis impulsos en búsqueda
de alegrías por más que - insisto- algunos
caminos fueron muy sinuosos. Aunque,
tampoco puedo destruirme por completo hoy, ni menos dejarlo todo para mañana,
tan sólo trato de transitar la moderación, aun así, admito que los desbordes
son mi esencia.
En fin, no tengo certezas de nada ni de nadie, yo sólo quiero vivir sin
superficialidades entre plenitudes y sinceridades. Tal vez, soy muy ilusa, pero
qué hermoso cuando se vive locamente! Amo
mi locura, la hago vital, la arrojo al mundo y vuelve a mí más linda que antes. Yo no puedo -ni me interesa- hacer nada para
que los otros entiendan mi mundo, allá aquellos que me señalen de loca
despectivamente, allá aquellos que se crean superiores, allá aquellos que me
vengan a decir sobre lo que desconocen.
Entre tanto, me siguen invadiendo las preguntas acerca del
mar de sentimientos, pero aún no quiero firmes respuestas, sólo espero y me ordeno
que en estos 26 sea fiel a lo que siento!
Deborah Valado // 9 De Julio 2012