La
caída
ya
iba a suceder,
siempre sucedía,
su
ciclo era constante,
una
y otra vez
el
cuerpo se echaba
al
suelo,
lo
besaba y lo escupía,
las
partes inferiores
se
lastimaban,
lloraban
sangre, pero
una
y otra vez,
yo
estaba
de
pie.
Deborah Valado // Mayo 2012
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