Las heridas se mimetizan
en la sangre derramada.
El ocaso se lleva los sueños
que ayer pronunciábamos.
Mi cuerpo corre hacia
el infinito de la tempestad.
Tal vez, la luna ilumine un nuevo camino .
Tal vez, mi llanto haga nacer un
río en este desierto corazón.
Deborah Valado // Diciembre 2012
Certeros versos.
ResponderEliminarBesos ;-)