La noche balbuceaba
nuestros
sueños,
no
éramos más
cuerpos
dormidos,
éramos
libélulas
que
volaban entre
las
estrellas y el mar.
Lejos
había quedado
la
casa,
cada vez más
cada vez más
el viento
nos
distanciaba.
Aparecimos
en
un
nuevo jardín,
al
fin encontramos
el
néctar de los corazones.
Deborah Valado // Abril 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario