Yo |
domingo, 26 de diciembre de 2010
2010 -2011
días
ayer
hoy
presente
mañana
segundos
odios amores
indiferencia
YO - VOS - OTRO - NOSOTROS
De lo que sólo puedo decir algo es de aquello que siento, el resto es falso. Pero incluso la ficción puede ser verdadera al ser gestada desde el sentir. La traición última es con uno.
Permitirse ser feliz.
ayer
hoy
presente
mañana
segundos
odios amores
indiferencia
YO - VOS - OTRO - NOSOTROS
De lo que sólo puedo decir algo es de aquello que siento, el resto es falso. Pero incluso la ficción puede ser verdadera al ser gestada desde el sentir. La traición última es con uno.
Permitirse ser feliz.
Deborah Valado 12/2010
miércoles, 15 de diciembre de 2010
En la plaza ( Deborah Valado)
Debate en la ciudad: ¿Borges o Arlt? Decían que de la complementariedad resultaría el perfecto escritor. Pero era sábado y la gente que frecuentaba la Plaza del Lector parecía no prestar su atención a los críticos literarios que asesinaban o revivían libros en hojas de periódicos que luego serían envoltorios de docenas de huevos.
Cuatro bancos sobre el perímetro circular de la plaza, en uno de ellos, una mujer: Tez blanca, cabellos castaños, traje rojo, zapatos negros, anteojos de sol y cartera rosada. Sólo ella estaba sentada. Los demás transeúntes paseaban en diversos caminos, algunos para la biblioteca, otros para la Av. Las Heras, otros para la confitería.
En diagonal a ella, un hombre se sentó.
Una mirada, primero de él hacia ella, luego en viceversa sin que nadie lo percibiera. Él abrió su maletín, quitó su libreta y lapicera, contempló el espacio y se puso a escribir. Ella se sacó sus lentes y comenzó a obsérvalo de punta a punta. Él levantó la vista y dio cuenta del duelo que ella le había propuesto con sus ojos.
Él no pudo resistir ante ella. Lo consumió, poco a poco, hasta que desapareció.
2010 / Deborah Valado
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Roberto Arlt
viernes, 26 de noviembre de 2010
El viaje a ninguna parte
Travesías sin pasajes de retorno al mismo suelo. Nos
encontramos en el café de la otra ciudad desconocida. En la
Habana compartimos un par largos de ron. Sobre
la Bahía nos estiramos a sentir los gránulos de arena. Tal
vez Madrid nos esperaba. Pero el cielo ya había cambiado de color
y decidimos instalarnos en Nueva York. Vidrieras artificiales. Zapatos
de mil colores. Las tarjetas no se abastecían de tantos obsequios
con destinos impropios.
La noche se nubló para castigar a las estrellas. Sin saber
distinguirlas unas de otras, se reiteraron las falsas apuestas. Toda diversión se exponía a los billetes provistos por los pantalones marrones. Lo demás lo olvidamos y entremezclamos por alguna vigilia de verano.
Al despertarnos aceptamos la realidad del hotel. Era la duda de las sabanas la que
nos comprometía. Sin embargo, todavía las valijas no estaban llenas. Los pijamas
se reservaron unas horas más de descanso.
El primer rayo de luz atravesado por nuestras lentes delgadas
determinó el regreso.
Deborah Valado
Sentirte
De nuevo sentí, ¿ cuándo he dejado de sentir ?. Un llamado, otra espera para concretar algún desencuentro. Vueltas en bicicletas que no siguieron un mismo recorrido. Si nos detuvimos fue por querer esquivarnos una vez más. Desde la primera mirada hacia el otro un desvío ya marcó la conexión de nuestros cuerpos. Sin desvestirnos igual hemos percibimos la piel ajena, los roces de tus manos concretaron caricias sobre mi rostro.
Incomunicación. La obviedad quedó por debajo de nuestras lenguas. Nos callamos para no interrumpirnos, nadie se encontró. Algunas palabras lograron escapar, pero la superficialidad succionó nuestras verdades.
Deborah Valado
Son caníbales, depredadores del alma.
Podría usar cada día un nuevo antifaz,
pero igual me reconocerían,
felices saborearían mis ideas.
No hacen falta armas para delatarlas,
ellos las conocen mejor que nadie,
ellos se han encargado de germinarlas
desde en los cuentos de hadas
hasta en las canciones de la Patria.
Deborah Valado
Deborah Valado
domingo, 14 de noviembre de 2010
Él
Me levanté de la cama con las pestañas bajas. Las palpitaciones habían reaparecido con fuerza, intuía un día agitado. Las obligaciones de la oficina resonaban en los pensamientos, terminé de ponerme los zapatos de taco aguja y ya estaba parando al taxi.
El chofer aparentaba ser un buen hombre. Me convidó un caramelo de menta y luego de varias suplicas intercaladas a mi relato, me dejó fumar el habano.
El viaje era de Parque Chacabuco al Centro. Esos cuarenta minutos se hicieron finitos a causa de la charla establecida con él. Cuando giró su cabeza sentí que percibió mis gotas de amor. El auto se había convertido en un consultorio; el asiento era el diván tan esperado por mis palabras.
Le contaba que había pasado ya un año de la separación de mí ex pareja y todavía no lograba asimilarlo. Lo buscaba por todas partes y sin embargo, no lo encontraba nunca. Le exclamé que pagaba cualquier recompensa por hablar con él aunque sólo fueran dos minutos. Aún amaba y necesitaba a ese hombre.
Parecía una mujer desesperada. El pobre me asentía con la mirada, no sabía cómo contenerme. Mis gritos salieron a la luz cuando le expresé que la noche anterior había soñado que lo veía. No era nada anormal soñarlo, pero ésta vez estaba segura que sí se concretaría; los duendes me lo habían confesado.
Bajé del taxi. De repente lo vi llegar a la otra esquina. Las sonrisas brotaron de mis labios. Corrí para saludarlo, pero nunca alcancé a cruzar. Me senté en el cordón; las lágrimas tampoco llegaron.
Deborah Valado // 2007
domingo, 31 de octubre de 2010
Postales de despedida
29/10/2010 Plaza de Mayo (ph: Deborah Valado) |
Ante la perplejidad sólo queda continuar la lucha, mirar hacia adelante sin olvido.
"Postales de despedida" en: http://www.flickr.com/photos/deborahvalado/
viernes, 22 de octubre de 2010
Tiempo de ellos
lunes, 18 de octubre de 2010
Hoy
Piedad de ellos.
Autor: Deborah Valado |
Piedad de ellos.
Piedad de mí.
Piedad de lo que no fui.
Antes del ayer no hubo vida. Sin embargo, las fantasías no agotan los relatos de aquel paraíso perdido.
Invitaciones a volar siempre las hay. Miedos también.
¿Cuántos no y sí el hombre ha dicho? ¿Cuántos no y sí ha postergado? ¿Cuántos nunca ha querido predestinar?
En todo aquello que no hay respuesta está la vida supeditada a las acciones del siempre hoy.
Deborah Valado//2010
Deborah Valado//2010
jueves, 14 de octubre de 2010
Miradas
Autor: Deborah Valado |
Las miradas nos objetivan como sujetos. Podemos ser a partir del otro de una forma o tal vez de ninguna. Pero también podemos ser a partir de nosotros porque sin nuestra mirada ellos tampoco serían, porque sin cuerpo nadie existiría. A veces una mirada fija nos da sentido a todo, como a su vez se lo quita. Estar preparados para saber ver, esa creo que es la cuestión. No hay neutralidad, afirmarla es deseo de aquellos que quieren despedazar la identidad.
Deborah Valado//2010
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