miércoles, 5 de septiembre de 2012

El tiempo no existía


El reloj de arena
no marcaba las horas,
el tiempo no existía,
no había prisa,
había vida para jugar.

La imaginación trepaba
por los árboles de libertad,
las manos alcanzaban
las manzanas prohibidas.

Risa picara, risa picara,
los duendes aparecían
desnudos y salvajes,
risa picara, risa picara,
los pétalos de las flores
se desprendían hacia el mar. 

Deborah Valado // Mayo 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario