Ella juega,
juega sobre
si misma.
Se busca
sobre
sus partes
anónimas.
Se
encuentra
con su sed.
Brilla por
dentro,
se
estremece
con la
danza de sus manos.
La
noche la atesora en sus atuendos,
la libera
del eterno misterio,
la
convierte en la mujer
que no
había sido.
Deborah Valado // Febrero 2012
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