Inviernos
de soledades,
azules,
entre los
maizales y los vientos
de
fantasías de la niñez.
Yo me
imaginaba cabalgar
como los
jinetes del Sur,
y así llegaba a la cima de las montañas,
me convertía
en el ave rapaz más veloz.
Rodeaba círculos
infinitos,
cazaba
sabrosas presas,
los ojos
atestiguaban
la
felicidad de ser
lo que
soñaba ser.
Deborah Valado // Mayo 2012
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