Los labios
mordidos,
las palabras
estaban
entre la
garganta
a punto de
estallar.
Los labios
mordidos,
los deseos
se asfixiaban
entre la
lengua punzante.
Los labios
mordidos,
las risas eran
provocadas
por la
misma inhibición.
Los labios
mordidos,
las niñas,
siempre,
disfrazaban
sus picardías.
Deborah Valado // Mayo 2012
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