La vida deviene
en vida,
se suspende
en un salto al infinito,
pero regresa
a los jardines.
¿Cuántas veces
has llamado a la
muerte?
Tu tranquilidad será perpetua,
las tumbas no delatarán
a los cobardes suicidas.
Tuyo el amarillo,
mío el verde,
aunque
de todos modos,
la oscuridad
ya nos conquistó.
Deborah Valado // Enero 2012
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