jueves, 28 de junio de 2012

Recorrido - Parte Uno


Veo una lágrima recorrer lo que resta del largo pasillo del colectivo. Zigzaguea unos tacos, unas gastadas zapatillas y algunas ojotas. Levanto el mentón. Mis manos rozan la humedad de mis mejillas. Es mi llanto el que brota desde las angustias que más escondía. El señor de al lado me ofrece un pañuelo. Acepto su gentileza. Me limpio el rostro, aunque por dentro siento que no podré quitar toda la suciedad de mi alma. Tal vez el pecado sea perdonado, pero las manchas ya han traspasado todos los tejidos internos y saben que no se exfoliarán.
Vuelvo a recordar su piel y la mía se eriza. Me erotizo con el resonar de sus palabras. Hasta ayer yo era la única que escuchaba sus murmullos debajo de las sábanas. Esas sábanas que lo palparon todo, que se rompieron junto a nuestro brutal desenfreno de amor. Que escondieron la pasión qué ardía por los cuerpos y traspasaba los poros hasta convertirse en gotas de fuego...



Deborah Valado // Junio 2012

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